viernes, 21 de septiembre de 2012

Balada de otoño

La luz de una triste bombilla, que bien podía ser una vela por su intensidad, apenas iluminaba la pequeña estancia en la que convivían él y su piano. Fuera, en un árbol casi desnudo, una hoja estaba a punto de sobrevivir al otoño. Atrás quedaba la medianoche y, como siempre, se sentó frente a su fiel instrumento con una copa de ron en la mano, como todos los viernes desde hacía ya 32 años… El tiempo no le había tratado muy bien y es que aquel día murió todo vestigio de vida que quedase en él…


Algunos le definen como un alma en pena, un ser inerte que vaga por el mundo de los vivos, un cuerpo apagado que tan solo se mueve por la inercia de sus años de júbilo; otros le miran con pena, indiferencia e incluso asco... Él no se define, no habla, apenas se comunica, tan solo su piano es capaz de entender sus sentimientos y trasmitirlos al mundo en forma de melodía.

Sus manos se posaron en el piano, los acordes empezaron a sonar, rotos, tristes, amargos, las notas salían de las cuerdas cargadas de emociones desgarrándole por dentro. Cada sonido le causaba un gran dolor pero se había hecho adicto a esa sensación, la necesitaba para vivir, era todo cuanto le quedaba… De pronto, un acorde mayor. Una mueca invadió su rostro, parecía una medio sonrisa, sus ojos vibraron con fuerza dejando caer una lágrima por su mejilla. Aquella salada mezcla quemaba su tez mientras atónito veía por la ventana cómo caía la última hoja del otoño.

sábado, 11 de agosto de 2012

Sueño de una noche de verano

Una luna ausente se imponía desde el cielo, taciturna, autoritaria. Las calles, desiertas, se escondían tímidas a mi paso. El viento arrastraba hacía mi rostro las gotas que poco a poco empezaban a desprenderse desde lo alto. Silencio. Oscuridad. De pronto aparecí en aquel paraje, solo, o eso creía hasta que me di la vuelta… Allí estaba ella, girando grácilmente sobre sus pies, con los brazos abiertos mientras la lluvia empapaba sus ropas ciñéndolas aún más al cuerpo. Se movía al ritmo de una melodía muda que sólo ella parecía escuchar, despreocupada, presuntuosa, feliz... Aquel espectáculo que reflejaban mis pupilas me tenía absorto, hipnotizado, hasta tal punto que por un instante dejé de existir dejando sola a la espontánea bailarina.


Cuando, al fin, tomé conciencia de dónde estaba, la lluvia había cesado y volvía a estar solo bajo la imponente luna. Aún tenía grabada en mi retina aquella imagen, la de la muchacha bajo la lluvia. Su rostro lleno de felicidad, sus manos acariciando el agua al caer, su cuerpo perfectamente dibujado por sus ropas mojadas… Cerré los ojos con fuerza para retener aquella imagen, deseé con todas mis ganas que se hiciera real, aunque solo fuera por un segundo deseaba tenerla ante mis ojos de nuevo, danzando, hermosa, soñando… Silencio. Oscuridad. Luz. Ahora todo es un vago recuerdo, una ilusión que poco a poco se desvanecerá en mi memoria. Ella sigue bailando en mi retina, sin rostro, sin música, sin lluvia, sola…

lunes, 6 de agosto de 2012

Nunca llueve a gusto de nadie

¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿A dónde vamos…? ¿Quién soy yo? Preguntas a las que no siempre resulta fácil dar contestación… ¿Quién soy..? Curiosa pregunta, pues yo soy yo. Está claro, no hay mayor verdad en el mundo. Pero… ¿qué implica eso?, ser yo… No podría daros ni una aproximación de lo que eso significa pues ni yo mismo lo sé. Soy un cumulo de circunstancias, de genes expresados en fenotipos, de experiencias, de segundos pasados… Una rémora de un niño que un día existió, un conato del adulto que reside en mi. No pretendo engañar a nadie, soy lo que veis.

Yo soy yo ahora, y lo fui en el pasado. No, no soy el mismo, ni lo seré cuando termine este texto. Cambiamos a lo largo de la vida y no dejamos de ser quien somos, nunca. Está claro que nunca llueve a gusto de todos, no se puede ganar siempre en la vida.. ¿y perder? ¿se puede perder siempre en la vida? No, tampoco, no sería justo ni estadísticamente creíble… Quizá ahora toque perder, aunque toda derrota puede verse como una victoria (es cuestión de ver el vaso medio vacío o medio lleno); pero esta derrota no puede convertir en fracaso las victorias del pasado. NO.

Debemos apartar de nuestros recuerdos aquellos que nos envenenan con su presencia, nos dañan y distorsionan la realidad.. Quedémonos con los que nos hicieron sonreír, soñar, volar, llorar (sí, llorar, pero de felicidad)… Ver el vaso medio lleno no es menos realista que verlo medio vacío. Es cuestión de buscar lo positivo en la vida (sorprendentemente existe) ya que lo negativo nos vendrá a darnos de bruces sin previo aviso.

lunes, 23 de julio de 2012

Agujero negro

Todo empezó a oscuras, igual que el universo. De la nada surgió el resto y, poco a poco, el presente. Una negrura cegadora, muros aparentemente infranqueables, zapatillas de deporte, todo… nada… Mis ojos fueron paulatinamente acostumbrándose a la falta de luz, viendo cada vez más detalles, formas, colores, incluso olores. Atisbos de mundos fantásticos, rémoras en forma de plomizas palabras, barruntes de etéreos sentimientos… Un big-bang del que brotó lo que ahora nos rodea, lo que nos hizo flotar y ahora nos ahoga…

Curiosa sensación la de estar a oscuras. Miedo. Excitación. Tensión. Una inyección intravenosa de hormonas recorriendo cada capilar de mi cuerpo, renovando milímetro a milímetro la sangre que encuentra a su paso. Ojala mis ojos no se acostumbrasen nunca a la oscuridad… Ojala el universo se retrayese de nuevo, atraído por fuerzas aún desconocidas y arrastrara consigo todo cuanto existe para volver a su origen, su ser, todo… nada…

viernes, 6 de julio de 2012

Recordando el futuro

Eran cerca de las dos de la madrugada, en la calle se podía oír un silencio tan solo perturbado por el brillo de la luna. Yo estaba tumbado en la cama, decúbito supino, manos en el pecho, emulando a los grandes faraones egipcios cuando, de pronto, aquella imagen atravesó mi sesera fugazmente… Fue como una descarga eléctrica que atraviesa tu cuerpo dejándote esa ulterior sensación que tarda en desaparecer. Un noqueo transitorio que consiguió enlentecer mis pensamientos y poder ser consciente de ellos por primera vez en mi vida.


No recuerdo nada de aquello, y es que a veces olvido. A veces…. ¡recuerdo! Y no sé qué es peor porque el olvido es impotente pero más lo es el recuerdo (hay recuerdos y recuerdos , claro). Resulta duro recordar aquello que teníamos olvidado y nos convierte en monstruos que, ríete tú de los de Stephen King. Hay veces que olvidar es la mejor solución si fuéramos capaces de controlar qué olvidar, pues la memoria selectiva que poseo elige azarosamente que acontecimientos son dignos de su perpetuación y cuales deben desaparecer de la faz de mi hipocampo...

Como siempre, recurro a la ciencia. En ella descubro que los recuerdos no son más que invenciones basadas en hechos reales (Si, como las pelis de la tele que el único parecido con la realidad es que los personajes son de apariencia humana). Cuando estamos recordando nuestro cerebro activa las mismas áreas que activamos al pensar en el futuro, curioso… ¿Olvidar entonces es falta de imaginación? ¿incapacidad para rellenar los huecos? ¿o se trata de un mecanismo de defensa que nos omite aquel contenido capaz de destruirnos?

Sea como fuere no podemos confiar en el pasado, las experiencias están corruptas (como todo en la vida), falseadas por nuestros deseos, ansias, esperanzas, aspiraciones, bien oscuras o bien altruistas. Es por ello que debemos mirar siempre adelante (lo estaremos haciendo igualmente si torcemos el hipocampo para echar un vistazo a nuestra estela) y vivir lo único que es seguro en este mundo, el presente. La vida no da marcha atrás, nuestro cerebro tampoco.

miércoles, 20 de junio de 2012

GRACIAS

6 años, 2.190 días, 52.560 horas, 3.153.600 minutos, 189.216.000 segundos… Y parece que fue ayer aquel día que, con paso temeroso, entré en un aula lleno de personas y sillas en la que se podía respirar la tensión, inocencia, nerviosismo, hambre de mundo, ilusión… Un centenar de caras nuevas que poco a poco fueron dejando de ser tan desconocidas para formar, algunas de ellas, un hueco especial en mi vida. Puse mis pies en la estancia y me dirigí a sentarme tal y como había entrado, solo. No fue una soledad muy prolongada pues enseguida se sentaron a mi lado mis futuras, o ya presentes, compañeras.


Recuerdo perfectamente ese día, es de esas cosas que nunca olvidas; como tu primera vez, la primera grieta en el corazón o la primera lágrima de felicidad… siempre primeras veces, parece que solo el comienzo de las cosas nos marca (o el final, pero todo final es un comienzo). Pero durante estos años ha habido más momentos que me han marcado, muchos han encontrado refugios en mi memoria que no puedo encontrar, pero otros están muy presentes, cada día y hacen que pueda sentirme orgulloso de haber entrado solo a aquella sala…

Hemos reído, discutido, hablado de multitud de temas (la mayoría banales. Y aquí he de reconocer que más de una vez no os he escuchado…), llorado, viajado, compartido miradas, caricias, confesado lo más íntimo… Hemos compartido no solo tiempo lectivo sino tiempo de vida, de la buena. Hemos creado una familia, con todos sus miembros que, como toda familia que se precie, no pueden ser sino dinámicos... Me habéis tratado como uno más, o una más, según el día... Me habéis hecho sentir especial en multitud de ocasiones. Habéis tirado de mi cuando más lo he necesitado… No tengo palabras para definir lo que siento… Os habéis convertido en algo más que compañeras, amigas.. Os habéis convertido en mi familia, mi vida.

domingo, 10 de junio de 2012

Vacío

270ºC bajo cero, masas de más de 6.000.000.000.000.000.000.000.000 (seis cuatrillones) kg, explosiones estelares, enormes bolas de fuego a millones de grados de temperatura, nebulosas, constelaciones, asteroides errantes, agujeros negros…. vacio… Debe ser impresionante estar en el espacio y poder disfrutar de semejante espectáculo, pero el vacío es el precio que hay que pagar. Un vacío más grande de lo que podamos imaginar desde nuestra perspectiva terrestre. Estar rodeado de tanta maravilla y sentirse solo, eso es el espacio, el universo… y, como tal, la vida.

Vagamos solos por el mundo interaccionando azarosamente con el cosmos, como un asteroide que colisiona con un planeta creando un cráter capaz de acabar con lo más hermoso, la vida. Crecemos como una estrella que se convierte en gigante roja a medida que consume su helio para acabar siendo una enana blanca que cae en el olvido. Nos vemos atraídos por agujeros negros que, como cántico de sirena, nos llevan inexorables a la penumbra de su ser. Y es que no hay tanta diferencia entre la tierra y el espacio, quizá porque uno habita en el otro (tal y como ocurre con la vida humana y la mente, aunque eso es otro tema).

Pero como en el espacio, la vida está llena de nebulosas, constelaciones, galaxias… de una belleza extrema que, a pesar del vacío que nos separa, merece la pena ver, añorar, sentir, disfrutar. Debemos caminar con los ojos bien abiertos, fijos en cada detalle que nos rodea, porque donde menos lo esperamos podemos encontrar una de estas maravillas. En una flor, una nube, un aroma, un paisaje, una melodía, un roedor inerte, una sonrisa… un amanecer, una amistad, una mirada, una persona especial que nos haga sentir únicos….

En la vida, como en el espacio, abunda el vacío, la oscuridad, el frío… Podemos perdernos y vagar en una dirección sin saber a dónde nos dirigimos ni por qué. Pero allá donde vayamos, sea voluntariamente o atraídos por el destino, debemos disfrutar del camino porque no hay forma de retroceder en el tiempo, de cambiar lo pasado por mucho que lo deseemos… pero sí de crear nuestro propio sino. Somos dueños del futuro, fruto de nuestros actos y defectos, errores y aciertos que nos acompañan a lo largo de nuestra existencia. Segundos que marcan para siempre, para bien o para mal…. Instantes que lejos de ser inanes son los pilares sobre los que nos erguimos, henchidos, orgullosos, fatuos….

Vive, siente, ama, llora, disfruta, escucha, acaricia, admira… Absorbe cada detalle, cada segundo, cada fragmento de cosmos que consideres bello. Imprégnate de galaxias, nebulosas, constelaciones y llena ese vacío, que nos rodea, de vida. No dejes que la oscuridad te oculte el universo. Por muy arduo que sea el camino, por muy difícil que parezca ser feliz, siempre habrá un motivo para sonreír. Porque en la vida, como en el espacio, el vacío puede parecer eterno si no vemos más allá de nuestros miedos. Porque no hay nada mas hermoso que tu sonrisa, capaz de iluminar el más oscuro de los abismos...

sábado, 2 de junio de 2012

Presente imperfecto

"El presente es efímero, según lo estamos pronunciando deja de existir convirtiéndose en pasado...."
¿Cómo puede ser que algo en lo que estamos, pensamos, somos, sentimos, reímos, amamos... Cómo puede ser tan volátil? ¿Cómo puede ser tan grande y a la vez tan inane? ¿Qué clase de falacia científica era aquella?... Segundos después se dió media vuelta y, arropándose con la sábana hasta el cuello como cuando era niño, se quedó dormido. Era su forma de pensar, en sueños era capaz de ver cosas que el mundo real jamás le hubiera mostrado.

Despertó con una sonrisa de oreja a oreja. "Claro, la ciencia no puede ser falaz, no debe." El presente tal y como lo conocemos no es más que varias entidades diferentes. Tres exactamente que el denominó:
1. Presente inmediato: segundo, milisegundo, micronésima de segundo, etc. en la que somos, estamos. Se correspondería con un fotograma de una película.
2. Presente remoto: abarcaría un periodo de tiempo más amplio que se correspondería con una acción concreta. Diríamos que es como una escena de una película.
3. Presente relativo: este es el mas abstracto de los tres y quizá en un futuro deba desdoblarse. Aquí incluiríamos un periodo de tiempo más grande, aunque no necesariamente, que tenga un contexto común. Se correspondería con la totalidad de la película.

Ahora sí, todo tenía sentido. Podía estar, pensar, ser, sentir, reir, amar... sin miedo a que todo se desvaneciese de un momento a otro.

domingo, 27 de mayo de 2012

Miradas perdidas

Era temprano, aunque hacía horas que había amanecido para él era aún pronto para abrir los ojos. La noche anterior la pasó a solas con el insomnio, curioso compañero que te acompaña cuando menos lo deseas y te deja tirado en las situaciones que más lo añoras. Pero aquella noche quería estar con él, compartir miles de pensamientos que rondaban su cabeza. Preguntas que no podía resolver por sí mismo y le estaban consumiendo día a día. Os preguntareis qué era tan importante para desear al insomnio, aunque a veces no hace falta más motivo que no querer estar solo para tenerle a tu lado…



Hacía tiempo de aquello, no sé si debo contarlo pero es la única forma de que le comprendáis. Quizá unas semanas o meses; el tiempo desde entonces no volvió a ser constante. Se fue a dar un paseo por uno de sus lugares "mágicos", eran los sitios en los que alguna vez en su vida había sentido magia en su interior, lugares cargados de energía, emociones, risas, llantos, miradas, sombreros, caricias, silencios, amor… mucho amor. Aquello se había convertido en un ritual que le daba vida de alguna manera, respiraba cada detalle que flotaba en el ambiente, porque todos debemos saber que el olfato es el único sentido que llega a nuestro cerebro limpio, sin pasar por ningún filtro y conecta directamente con nuestras emociones y recuerdos (Podría hablaros de amígdalas, tálamos y sistemas límbicos pero quizá en otra ocasión).


Aquel día se encontró con algo que jamás había creído posible, notó que el corazón le latía con fuerza, sentía una especie de embriaguez ante tal descubrimiento. Ahí estaban, ante él, después de tanto tiempo… No los había vuelto a ver desde aquel día en que, rodeados de ciencia, todo terminó; al menos no de esa manera salvo en sueños, claro. Tardó unos segundos que parecieron horas en recomponerse y analizar esos ojos. Ya lo había hecho en otras ocasiones y siempre encontraba diferencias. Eran azules, azules como el mar que refleja el cielo, aunque yo siempre creí que el cielo era un reflejo de sus ojos. Tenían tantos tonos de azul que iban desde los más oscuros en la periferia formando un halo protector para los más claritos que armonizaban en el interior del iris hasta la pupila. Esto el ojo izquierdo, el derecho era otro mundo…


Fue consciente entonces de lo que estaba viendo, era una mirada, una mirada perdida del pasado. ¿Cuánto tiempo llevaba perdida? Por el amor y admiración que emanaba de ellos supo que era una de las primeras miradas que se perdió en aquel parque en el que pensaban en no pensar. Respiró fuerte, tanto como pudo para absorber aquella mirada y guardarla en lo más profundo de su alma. Notó como penetraba en su ser, como se inundaba de magia. Pero, ¿Qué hacer con una mirada perdida? ¿Podría quedarsela? ¿Quería devolverla? El resto de la historia ya lo conoceis.

sábado, 5 de mayo de 2012

Anima est

Tenía sensación de vértigo, un nudo en el estómago como si alguien o algo le estuviese oprimiendo las entrañas. Sentía otra vez aquella presión en el pecho que desde los ocho años le acompañaba casi a diario. Se sentó entonces al piano para intentar convertir aquella desagradable sensación en música y así liberarse de ella pero no consiguió más que aumentar su angustia. Era como si sus manos también fueran presa de la presión a la que estaba siendo sometido su cuerpo, agitado, encerrado en un vórtice que superaba sus conocimientos científicos acerca de los sentimientos.

Le venían "flashbacks" de tiempos pasados aparentemente cercanos pero no podía recordar nada con claridad. Su mente, taquipsíquica, era como una cascada que te empapa de agua sin ser consciente de cada una de las gotas que tocan tu piel. Impotente, como en un sueño cuando quieres correr y no te responden las piernas, o quieres gritar pero tu voz es inaudible; vagaba de un lado a otro de la estancia intentando llegar a ninguna parte, agotando las pocas energías que le quedaban quizá con la esperanza de desfallecer exhausto y lograr así un descanso.

Sentía un dolor intenso que emanaba de las meninges y le recorría la columna cocentrándose en su estómago en forma de punzones lacerando sus vísceras. Un hormigueo invadía sus miembros perdiendo toda sensibilidad que quedase en ellos. Apenas podía ver más allá de sus narices pues todo le daba vueltas y no era capaz de fijar la vista sin aumentar el inmenso dolor que parecía estar a punto de reventarle la cabeza desde dentro.

De pronto empezó a recordar y su angustia fue in crescendo, el corazón latía fuera de su pecho, desbocado, rompiéndose a cada latido, dosificando por todo su cuerpo una droga letal que poco a poco había ido acumulando en el órgano del alma. Su rostro, fue adquiriendo aquellas facciones que sólo el pánico es capaz de recrear. Era el final, nada podía hacer por prolongar su desazón; y, sólo en ese momento, se sintió en paz, tranquilo, inmóvil, muerto.

miércoles, 7 de marzo de 2012

Algor mortis

Aquel pasillo por el que había caminado minutos atrás pasaba ahora por delante de sus ojos, alejándose, cada vez más rápido, como si huyese despavorido. Intentaba fijar la mirada en las pocas personas que ahora lo transitaban como si así pudiera detener el tiempo aunque fuera un instante, pero nada podía evitar lo inevitable. Sentía cómo su corazón se aceleraba a medida que una intensa negrura invadía el lugar. El tren abandonó la estación adentrándose en el túnel. El vagón quedó entonces inmerso en un silencio roto solamente por las hojas de periódicos al pasar.


De pronto, como si alguien hubiera pulsado un interruptor en su interior, tomó consciencia de dónde estaba. Volvía a casa tras un duro día de trabajo. Era su primer día como residente de medicina. Había estado los seis últimos años de su vida estudiando multitud de enfermedades, leyendo libros que describían todo tipo de patologías; graves unas, otras más leves y algunas incluso inexplicables. Pero nada podía semejarse a la realidad. Acababa de morir, tan sólo unas horas antes, su primer paciente. El tiempo se había parado en aquel instante en el que el monitor mostraba lo que más temía. Se estremeció al recordar lo rápido que un cuerpo se enfría cuando deja de latir.

jueves, 2 de febrero de 2012

Loco por vivir


¿Os imagináis ser incapaces de dejar la mente en blanco? ¿ver cambiar constantemente de forma figuras estáticas? ¿ser consciente de miles de pensamientos simultáneos pero verlos desaparecer al concentrar sus detalles? Así vivía él. Inmerso en un mundo ficticio que nada tenía que ver con su realidad, la verdad absoluta. En su cabeza se fraguaban las más verosímiles teorías y fundamentos de los que se compone el universo, la vida. Se hartaba de criticar las invenciones humanas que, intentando dar una explicación a cuanto nos rodea, no hacen más que limitarnos en la búsqueda de la verdad. Para él todo era más sencillo de lo que parece, tan solo tenemos que observar y ser coherentes que lo que vemos. 

                "Imaginemos un bombo con cien mil bolas en las que hay escritas números del uno al cien mil. La probabilidad de que salga uno en concreto es de cero coma cero, cero, cero, cero, uno (0,00001). Al igual que en las loterías podríamos decir que de cada cien mil concursos ganaríamos uno, y lo diríamos no muy convencidos de que llegase a pasar así, pues aunque se hiciesen los nombrados concursos en cada uno de ellos tendríamos la misma probabilidad de ganar. Sin embargo siempre sale un número con una probabilidad de cero coma cero, cero, cero, cero, uno (0,001%). Cuando se tratan de algo bueno como en este caso simplemente lo atribuimos a la suerte o no le damos importancia, pero cuando acontece una desgracia tan improbable no podemos asumir que sea cuestión de suerte, hay que buscar un culpable ya sea en este o en otro mundo."

Estaba convencido de que el mundo se compone de porcentajes, de probabilidades de que ocurran o no cosas (Esto no excluye el "esto pasa siempre" o "esto nunca sucede" porque el cero y el cien son también porcentajes presentes en la vida). Para muchos esto era fácilmente asumible, ciegos por los falsos límites de la realidad pensando que esto era aplicable al mundo en general pero no al ser humano. En efecto, el ser humano también es parte del mundo y, por tanto, se compone de porcentajes. Sin embargo no aceptamos esta realidad porque nos deja en un lugar pasivo ante el mundo, sin control, a la deriva en un mar de números que nos lleva al hado. Por ello etiquetamos desde lo  ínfimo (genotipos, receptores moleculares…) hasta lo superior (tipos de personalidad, poblaciones..). Pero no somos conscientes de que estas etiquetas son totalmente contrarias a la realidad, impiden que tengamos conocimiento del mundo de forma objetiva. 

                "Al hablarnos de alguien simpático, amable, eliminamos de nuestra cabeza las etiquetas opuestas como rudo o grosero, y viceversa. Nos chirría que un gobierno de izquierdas priorice a los empresarios frente al proletariado. Si pensamos en un discapacitado no lo imaginamos realizando un empleo. Nos cuesta creer que dos objetos con masas muy diferentes lleguen al suelo a la vez si son soltados desde la misma altura. No podemos perder la perspectiva, no podemos  olvidar que todo cuanto conocemos es y existe independientemente del ser humano, no podemos dejar que las etiquetas que hemos creado para conocer mejor el mundo se conviertan en dogma pues ni siquiera el mundo es tal y como lo conocemos. Los sentidos nos dan una interpretación del mundo, pero jamás podremos percibirlo en su verdadera naturaleza. Nuestro espectro de visión va desde cuatrocientos a setecientos nanómetros de longitud de onda, ¿quiere esto decir que lo que este fuera de esos límites no existe?. "

Así era él, pragmático, parco en palabras pero de pensamiento verborreico, amante de la realidad, de la esencia de la vida. Muchos decían que estaba loco, pero eso no es más que una etiqueta.