domingo, 10 de junio de 2012

Vacío

270ºC bajo cero, masas de más de 6.000.000.000.000.000.000.000.000 (seis cuatrillones) kg, explosiones estelares, enormes bolas de fuego a millones de grados de temperatura, nebulosas, constelaciones, asteroides errantes, agujeros negros…. vacio… Debe ser impresionante estar en el espacio y poder disfrutar de semejante espectáculo, pero el vacío es el precio que hay que pagar. Un vacío más grande de lo que podamos imaginar desde nuestra perspectiva terrestre. Estar rodeado de tanta maravilla y sentirse solo, eso es el espacio, el universo… y, como tal, la vida.

Vagamos solos por el mundo interaccionando azarosamente con el cosmos, como un asteroide que colisiona con un planeta creando un cráter capaz de acabar con lo más hermoso, la vida. Crecemos como una estrella que se convierte en gigante roja a medida que consume su helio para acabar siendo una enana blanca que cae en el olvido. Nos vemos atraídos por agujeros negros que, como cántico de sirena, nos llevan inexorables a la penumbra de su ser. Y es que no hay tanta diferencia entre la tierra y el espacio, quizá porque uno habita en el otro (tal y como ocurre con la vida humana y la mente, aunque eso es otro tema).

Pero como en el espacio, la vida está llena de nebulosas, constelaciones, galaxias… de una belleza extrema que, a pesar del vacío que nos separa, merece la pena ver, añorar, sentir, disfrutar. Debemos caminar con los ojos bien abiertos, fijos en cada detalle que nos rodea, porque donde menos lo esperamos podemos encontrar una de estas maravillas. En una flor, una nube, un aroma, un paisaje, una melodía, un roedor inerte, una sonrisa… un amanecer, una amistad, una mirada, una persona especial que nos haga sentir únicos….

En la vida, como en el espacio, abunda el vacío, la oscuridad, el frío… Podemos perdernos y vagar en una dirección sin saber a dónde nos dirigimos ni por qué. Pero allá donde vayamos, sea voluntariamente o atraídos por el destino, debemos disfrutar del camino porque no hay forma de retroceder en el tiempo, de cambiar lo pasado por mucho que lo deseemos… pero sí de crear nuestro propio sino. Somos dueños del futuro, fruto de nuestros actos y defectos, errores y aciertos que nos acompañan a lo largo de nuestra existencia. Segundos que marcan para siempre, para bien o para mal…. Instantes que lejos de ser inanes son los pilares sobre los que nos erguimos, henchidos, orgullosos, fatuos….

Vive, siente, ama, llora, disfruta, escucha, acaricia, admira… Absorbe cada detalle, cada segundo, cada fragmento de cosmos que consideres bello. Imprégnate de galaxias, nebulosas, constelaciones y llena ese vacío, que nos rodea, de vida. No dejes que la oscuridad te oculte el universo. Por muy arduo que sea el camino, por muy difícil que parezca ser feliz, siempre habrá un motivo para sonreír. Porque en la vida, como en el espacio, el vacío puede parecer eterno si no vemos más allá de nuestros miedos. Porque no hay nada mas hermoso que tu sonrisa, capaz de iluminar el más oscuro de los abismos...

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