viernes, 20 de junio de 2014

Potencia

Valoramos las cosas de manera injusta, basándonos en describir lo que son, en hacer un corte transversal de la realidad emitiendo un juicio sin lugar a réplica. Partiendo de que la realidad no es más que una concepción subjetiva del mundo (pues sabemos que nuestros sentidos interpretan el mundo en vez de mostrarlo tal y como realmente es) no debería ser válido cualquier juicio tangencial en el tiempo y/o espacio.

Recordando los conceptos de "acto" y "potencia" según Aristóteles nos encontramos con que el acto sería "el ser actual, la realidad del ser". Esta descripción sería análoga al juicio transversal que realizamos a menudo. Una visión sesgada emocionalmente de aquello que percibimos. Por otro lado, potencia sería "el poder para ejercer una transformación en un objeto o disposición para llegar a ser algo". Aquí se añade un componente dinámico, el tiempo. Pues no somos sino materia en movimiento en constante cambio.

La idea de potencia permite hacer juicios con una perspectiva más amplia alejándonos en la línea temporal. De esta forma, una semilla no sería simplemente un compuesto orgánico con forma determinada y propiedades físicas tales como peso, volumen, masa, longitud, etc. (Acto); sino, un árbol en potencia. Se que muchos podréis decir "es lógico esperar que de una semilla pueda salir un árbol (o el correspondiente vegetal del qué procediese aquella)". Pero no es tan obvio que un salix alba (Sauce blanco) sea en potencia un conocido fármaco antiagregante, analgésico, antipirético y antiinflamatorio (en efecto, estoy hablando del ácido 2-(acetiloxil)-benzoico o ácido acetilsalicilico, más conocido como aspirina).

¿Podemos juzgar entonces a una persona que padece ELA (esclerosis lateral amiotrófica) como un ser dependiente y degenerativo condenado a morir por fallo respiratorio o por una pneumonía derivada de la propia enfermedad, o debemos ver un astrofísico en potencia? No debemos emitir juicios tangenciales  basándonos en una imagen, acto, palabra, una sensación, una mirada, uno o mil besos... No podemos juzgar a las personas por lo que creemos que son o por simplemente sus actos... Pero más importante es no juzgarnos a nosotros mismos por aquello que creemos ser, limitando nuestras posibilidades. Pues en todos reside esa potencia, esa capacidad para ser lo que aún no somos pero que sólo depende de nuestra voluntad serlo. No te dejes amedrentar, no te rindas, quiérete más que nada y lucha por aquello que deseas.