lunes, 6 de agosto de 2012

Nunca llueve a gusto de nadie

¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿A dónde vamos…? ¿Quién soy yo? Preguntas a las que no siempre resulta fácil dar contestación… ¿Quién soy..? Curiosa pregunta, pues yo soy yo. Está claro, no hay mayor verdad en el mundo. Pero… ¿qué implica eso?, ser yo… No podría daros ni una aproximación de lo que eso significa pues ni yo mismo lo sé. Soy un cumulo de circunstancias, de genes expresados en fenotipos, de experiencias, de segundos pasados… Una rémora de un niño que un día existió, un conato del adulto que reside en mi. No pretendo engañar a nadie, soy lo que veis.

Yo soy yo ahora, y lo fui en el pasado. No, no soy el mismo, ni lo seré cuando termine este texto. Cambiamos a lo largo de la vida y no dejamos de ser quien somos, nunca. Está claro que nunca llueve a gusto de todos, no se puede ganar siempre en la vida.. ¿y perder? ¿se puede perder siempre en la vida? No, tampoco, no sería justo ni estadísticamente creíble… Quizá ahora toque perder, aunque toda derrota puede verse como una victoria (es cuestión de ver el vaso medio vacío o medio lleno); pero esta derrota no puede convertir en fracaso las victorias del pasado. NO.

Debemos apartar de nuestros recuerdos aquellos que nos envenenan con su presencia, nos dañan y distorsionan la realidad.. Quedémonos con los que nos hicieron sonreír, soñar, volar, llorar (sí, llorar, pero de felicidad)… Ver el vaso medio lleno no es menos realista que verlo medio vacío. Es cuestión de buscar lo positivo en la vida (sorprendentemente existe) ya que lo negativo nos vendrá a darnos de bruces sin previo aviso.

1 comentario:

  1. Está claro que nunca llueve a gusto de nadie, e incluso como hoy ni siquiera llueve... Estoy de acuerdo en que como dice la canción "después de la tormenta siempre llega la calma",y que los malos momentos nos hacen disfrutar más plenamente de los buenos; porque, ¿qué serían los unos sin los otros?
    No estoy a favor de sufrir por sufrir en la vida ni de autoflajelarse por el mero hecho de no tener nada mejor que hacer, no sirve de nada arrepentirse ya que opino que es ser desleal a uno mismo, y menos aún arrepentirse de algo no hecho (o hecho) simplemente y llanamente para intentar parecer mejor personas... Somos lo que somos, no hay que darle más vueltas...
    Volviendo a los buenos, creo que los días soleados hay que exprimirlos como una naranja de final de temporada y que los días de tormenta hay que exprimirlos como un limón ya cortado "cienes y cienes" de veces: siempre seguirá teniendo alguna gota que aunque amarga le dará ese toque al plato que evite que sea pedante, aburrido y repetitivo, y por lo tanto un plato mejorado...
    En fin... Creo que estaba hablando de lluvia, ¿no?

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